Descubrió que el ser humano sufre un vacío que le empuja al hablar por hablar, y que esa intrascendencia del lenguaje humano afecta lo real con una banalidad hiriente. Que a través de la fe en la capacidad del lenguaje para nombrar la realidad se le da el poder de deformarla, sumergiendo a las personas en manipulaciones que les pervierten, desorientan y frustran.