Insurrección en la tierra

Érase muchas veces una palmera que anhelaba dejarse llevar por el viento. No ya poner sus palmas a su merced, en un desgarrado y placentero oleaje. Tampoco le valía ya dejar a su voluntad la inclinación irreal y tortuosa de su mismo doblegado tronco. Érase muchas veces, pues, que la rebeldía de esta palmera le llevaba a desear un sometimiento completo a una fuerza exterior, impredecible y sorprendente. A querer aprender a bailar en el aire sin conocer los pasos, sin la tierra como punto de referencia. Verse obligada a crear un sentido nuevo a cada ahora gracias a la falta de coherencia propia. Perder no sólo el norte, sino la brújula. A la sabiduría de esta palmera le apetecía entender bien sólo una cosa: que guardar la posibilidad de volver significa no haber salido.

Y una vez sintió una fuerza que no era el reconocible viento. Y así érase una vez que una palmera se enamoró de un huracán.

De menos

¿Lo que más echo a faltar de ti? Respirarte en silencio con los ojos cerrados.


Sin razón

No creo que la gente buena esté tan equivocada como piensan los listos.


Well, nobody's perfect

Profe: "Nadie es perfecto, pero ¿quién quiere ser nadie?"


La eternidad

La eternidad no se alarga hacia el futuro ni tiene pasado, éstos dos últimos pertenecen a la dimensión temporal en la que falsamente aprisionamos el mundo para poder entenderlo. La eternidad es una forma de vivir el presente. El presente es eterno. Y eso es mucho más real que el tiempo. Pero la eternidad da miedo. Por eso en vez de vivir nuestra libertad, hacemos de cada decisión la esclava de una o más justificaciones, no tenemos el valor de vivir atemporalmente. Ponemos peros. Encorsetamos todo en razones sin admitir que la razón es sólo una parte de lo que pretendemos reducir a explicaciones. Por atractiva que parezca, se hace difícil seguir la consigna sé feliz, sé amante, sé eterno. El miedo confabulado con la razón interponen mil pretextos de mucho peso, afianzados en el pasado, y orientados hacia el futuro. Quizás no es sensato no asentarse en un pasado o no dirigirse hacia un futuro, pero lo es aún menos lo contrario.

Así que exalto disfrutar consecuentemente el otro imposible, el de vivir el presente en su eternidad, sin el envilecimiento de un antes y sus causas, ni de sus consecuencias y el después, liberarse de adulterantes como la racionalidad y la temporalidad, que nos enjaulan en un pasado inamovible y un futuro inevitable. Y así evitar que un mero análisis nos vuelva el sucedáneo perverso de nuestra auténtica capacidad.

Un vacío que rebosa

Novio en relación cerrada, novio en relación abierta, amante, un gran amigo, un amigo cualquiera, un desconocido.

Si eliges cualquiera de las cuatro primeras estaré encantada, pero si eliges una de las dos últimas me pondré muy triste y lloraré por años, hasta llenar una piscina, y los niños vendrán a jugar y preguntarán por qué el agua sabe salada, y les diré que porque añoraba el mar, en vez de explicarles que te añoro a ti, porque no entenderían cómo alguien no muy alto como tú puede llenar más que un océano.